Existen dos tipos de fincas, con regímenes de caza distintos, que afectan a la población de ciervos que los habita.
En las fincas abiertas, las poblaciones de estos animales son
transitorias, desequilibradas (pocos machos y muchas hembras) y con predominio
de edades jóvenes en los machos.
En las fincas cerradas, las poblaciones son permanentes, con
proporciones de sexos equilibradas (una hembra por macho) y con presencia de
todas las clases de edad.
En conclusión, los machos más jóvenes tienen mayor
posibilidad de reproducción en fincas abiertas que en cerradas, en las que la
edad con mayor posibilidad de reproducción corresponde a machos adultos. El
número de luchas es una factor importante en la selección sexual,
característica evolutiva importante en este tipo de animales. En las fincas
abiertas se pierde la selección sexual por las proporciones de sexos
desequilibradas y por el adelantamiento de la época con mayor capacidad de
reproducción a edades más jóvenes.
Parece evidente por tanto, decir que la solución se
encontraría en encontrar el equilibrio de la proporción de sexos y que la edad
media de los machos se aumente en las fincas abiertas, pero a veces existen intereses
de otra índole que no permiten que esto sea posible.
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